…Emperadores romanos, sabios árabes, viajeros solitarios de ayer y millones de turistas de hoy quedaron y quedan subyugados por el excepcional resplandor de la civilización del antiguo Egipto…
El programa pictórico de las instalaciones funerarias del Imperio Antiguo pretende ilustrar la existencia del titular de la tumba en el más allá y supedita los contenidos de las imágenes a este fin. Como las ideas de la vida en el más allá son prácticamente iguales para todas las personas que no pertenecen a la realeza, el programa pictórico difiere poco en las tumbas, sean éstas de visires, altos funcionarios, músico de la corte, peluqueros reales o artesanos. La diferencia principal estriba en la ejecución de las mismas, que tiene en cuenta las dimensiones de la tumba y la disponibilidad de superficie en sus muros, y que depende de los recursos financieros del titular de la tumba. Las superficies murales destinadas a acoger el programa pictórico en el interior de una capilla funeraria del Imperio Antiguo están organizadas hasta el más mínimo detalle. La pared se divide en campos de imágenes y éstos, a su vez, se supeditan unos a otros. El elemento más importante utilizado para ordenar la estructura global de la pared son las franjas horizontales de los registros. La superficie de una pared presenta varias franjas de este tipo generalmente de la misma altura, que se delimitan en ambos lados por una gran viñeta rectangular dispuesta a todo lo alto de la pared. Con ellas se enmarcan las imágenes que representan al titular de la tumba a una escala aumentada, como cerrado entre paréntesis por los registros que contienen las escenas dispuestas hacia él. Los registros muestran escenas aisladas, que se enlazan formando grupos y secuencias. Dependiendo de la disponibilidad de superficie en las paredes a decorar, la ejecución de las pinturas se realiza con mayor o menos riqueza de detalles, las escenas pueden pintarse abreviadas o bien en secuencias largas de imágenes, a modo de narración.
Entre las escenas más bellas e impactantes de las tumbas de las necrópolis tebanas se encuentran sin lugar a dudas las escenas de caza en los marjales de papiros. En ellas se observa al dueño de la tumba en pie sobre un bote de papiro, cazando y pescando. Con vestimenta festiva, que subraya el carácter lujoso y placentero de esta actividad, está acompañado por su esposa e hijos. Las imágenes adquieren paulatinamente una vida y un movimiento sorprendentes gracias a la disposición de las personas que rodean al protagonista y a los detalles secundarios, así como al naturalismo de la banda de aves que ahuyentadas, retoman el vuelo saliendo de la espesura de papiros.