Arquitectos Príncipe de Asturias: Oiza, Calatrava, Foster, Moneo
Actas Jurado Príncipe de Asturias de las Artes:
Arquitectos «Príncipe de Asturias»: Oiza, Calatrava, Foster, Moneo
Reunido en Oviedo el jurado correspondiente al Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1993 integrado por D. Antonio Bonet Correa, Dª. María del Corral López-Dóriga, D, Félix Guisasola, D. Tomás Llorens, D. Manuel Martín Ferrand, D. Miguel de Oriol e Ybarra, D. Leopoldo Rodés Castañé, Dª Susana Solano, presidido por D. José Lladó y Fernández-Urrutia y actuando de secretario D. José Antonio Caicoya Cores, acuerdan por mayoría conceder el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1993 a Don Francisco Javier Sáenz de Oiza en reconocimiento a una larga trayectoria como arquitecto sin sujetarse a más códigos que los de su propia creatividad. Su trabajo magistral en la Escuela de Arquitectura de Madrid ha impulsado una generación de arquitectos vocacionales.
Arquitectos «Príncipe de Asturias»: Oiza, Calatrava, Foster, Moneo
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1999 integrado por D. Gonzalo Anes y Alvarez de Castrillón, D. José María Ballester, D. Manuel Gómez de Pablos, D. Miguel Ángel Gozalo, D. Luis Hernando, Dª. Rosa María Malet, D. Manuel Martín Ferrand, Dª. María Teresa Ocaña, D. Benigno Pendás García, Dª. Trinidad Rodríguez, D. Rodrigo Uría Meruéndano, Dª. Amelia Valcárcel, D. José Luis Yuste Gruijalba, presidido por D. José Lladó y Fernández-Urrutia y actuando de secretario D. José Antonio Caicoya Cores, acuerda por mayoría conceder el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1999 al arquitecto Santiago Calatrava Valls que, antes de cumplir cincuenta años, ha alcanzado un merecido prestigio internacional y aporta a la construcción de puentes y edificios un original entendimiento del volumen y el empleo de nuevos materiales y tecnologías en la búsqueda de una estética innovadora.
Arquitectos «Príncipe de Asturias»: Oiza, Calatrava, Foster, Moneo
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009, integrado por D.ª Mercedes Álvarez, D. Juan Cruz, D. Fernando Delgado, D.ª Lourdes Fernández, D. Jorge Fernández Bustillo, D. José Fernández-Velasco, D. Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo, Duque de Huéscar, D. José Luis Garci, D. Guillermo García-Alcalde, D. Jordi García Candau, D.ª Rosina Gómez-Baeza, D. Juan Carlos Laviana, D.ª Kely Méndez Riestra, D. Miguel Muñiz, D.ª Beatriz Pecker, D. Benigno Pendás García, D. Mariano Puig, D.ª Amelia Valcárcel, presidido por D. José Lladó Fernández-Urrutia y actuando de secretario D. José Antonio Caicoya, ha acordado otorgar el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009 al arquitecto y urbanista británico Norman Robert Foster, cuya obra de alcance universal conjuga la calidad estética, la reflexión intelectual y el diálogo entre territorio y ciudadanía, a través de un original dominio del espacio, la luz y la materia. Norman Foster, arquitecto de la era global, anticipa con brillantez la única «polis» posible en el siglo XXI, al servicio del desarrollo sostenible y de la libertad personal y social.
Arquitectos «Príncipe de Asturias»: Oiza, Calatrava, Foster, Moneo
Reunido en Oviedo el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012, integrado por D. Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo, Duque de Huéscar, D. José Luis Garci Muñoz, D. Guillermo García-Alcalde Fernández, D. Enrique González Macho, D. Emilio Marcos Vallaure, D. Hans Meinke Paege, D. Benigno Pendás García, D.ª Benedetta Tagliabue, D.ª Amelia Valcárcel Bernaldo de Quirós, D. Benjamin Weil, D. Miguel Zugaza Miranda, presidido por D. José Lladó Fernández-Urrutia y actuando de secretario D. José Antonio Caicoya Cores, ha acordado otorgar el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012 a Rafael Moneo Vallés, arquitecto español de dimensión universal, cuya obra enriquece los espacios urbanos con una arquitectura serena y pulcra. Maestro reconocido en el ámbito académico y profesional, Moneo deja una huella propia en cada una de sus creaciones, al tiempo que conjuga estética con funcionalidad, especialmente en los interiores diáfanos que sirven de marco impecable a las grandes obras de la cultura y del espíritu.