…El ornamento es el origen de la arquitectura…
John Ruskin
Gaudí estudio en la universidad el estilo neogótico, especialmente siguiendo las teorías de los arquitectos franceses, El libro de Viollet-le Duc sobre la arquitectura francesa de los siglos XI al XVI, se convirtió en la Biblia de los jóvenes arquitectos, y por supuesto, también de Gaudí, quien incluso viajaría a Carcason cuya ciudad antigua había sido restaurada por el gran teórico francés. El artista inspeccionó los muros con tanto detenimiento que hasta un habitante de la vecindad, que un vecino creyendo estar ante el propio maestro, se acercó para dispensarle los debidos honores. El por qué de esta confusión residía en la conducta del artista en sus primeros años como arquitecto.
Este joven nos ofrece una imagen desconcertante cuando se compara con la del anciano Gaudí, un hombre probamente vestido que, aunque sin temerlos, no buscaba el contacto con los periodistas y huía de las cámaras, que ahí que apenas se hayan conservado fotografías suyas. No había sido alguien especialmente bendecido con la riqueza, durante sus estudios vivió dentro de una relativa pobreza viéndose obligado a trabajar, pero tan pronto como abandonó la universidad, intentó resarcirse de todas las privaciones pasadas. Resulta conocida su inclinación a presentarse como un dando siempre a la moda, lo que, por otra parte, estaba muy generalizado en aquellos tiempos en que escritores como Oscar Wilde habían elevado el aspecto externo, la vestimenta cuidada y refinada, al ideal máximo. Su aspecto era gracioso y poco común en España, abundante cabello rubio, profundos ojos azules y una arrogante figura, … no podía pasar desapercibido…¡ qué distinto era el aspecto del arquitecto en su vejez, un hombre que se conformaba con una escasa comida, cuando no renunciaba a ella por completo o se retiraba de la mesa todavía hambriento!
La península ibérica siempre había permanecido un poco al margen de las grandes corrientes europeas. Los escritos del teórico inglés John Ruskin, fueron devorados con ansiedad y no quedaron sin consecuencias, Ruskin predicaba en 1853: El ornamento es el origen de la arquitectura, tres decenios más tarde Gaudí abogaría por ese mismo ornamento con todo su ardor.
…Si los montones de piedras, los andamios y las gigantescas grúas no pertenecieran al aspecto permanente de la iglesia, nos parecería estar ante el portal principal de la casa de Dios… La Sagrada Familia.